¿Quien está listo para
¿Estamos listos para renunciar a la posibilidad de administrar parte de la verdad, y dejarnos gobernar por la pereza psicológica?
¿Es acaso el destino inexorable de la evolución del pensamiento humano, la administración de por lo menos un fragmento de al verdad?
¿Si un científico tradicional o típico no entiende algo, es falso?
¿Qué pretenden los científicos cuando parten de que “todo lo que no se puede demostrar que es verdadero es falso”?
¿Qué nos aporta la dinámica de “todo lo que no puedo demostrar que es falso, es verdadero”?
¿Qué hacer con lo que queda en el terreno intermedio?
Unos dirían que es demasiado descomedimiento de un ser humano pretender decidir entre lo que serà verdad o no, cuando tiene el riesgo de no entender la verdad y discriminarla erróneamente.
Otros dirían que es demasiada humildad del Ser Humano el aceptar como verdadero todo lo que no puede demostrar que es falso. Por este camino buscamos demostrar que algo es falso y si no podemos será NO-falso. Este proceso se llama falsación. Creo que es superior al de buscar demostrar que algo es verdadero, y creo que aun más completo si luego de falsar una proposición, entonces intentamos demostrar verdad con los elementos en estatus de no falsos,
Por otro lado, ¿donde entra el Sentido Común?, que en un momento determinado nos puede señalar una verdad que no podemos falsar ni verificar.
Creo que un método geométrico, intermedio es más aceptable, en la búsqueda del ser humano por dominar algunas aristas de la verdad. Es por lo menos más humilde.
Finalmente, ¿Qué papel juega la justicia en el juicio de los fueros internos de la mente del pensador sensato?, ¿Es que la vida de la ciencia se ha convertido en algo parecido a la de los políticos, que por defender su parcialidad usan la apariencia de la imparcialidad?, ¿En realidad, cuanta gente está dispuesta a violentarse positivamente en su intimidad para descubrir la verdad, y aceptarla con respeto aunque no se parezca a lo que esperábamos?
En nuestra relación íntima con la verdad, la extraemos desde nuestro juicio más secreto, desde nuestros deseos más ocultos, la limpiamos con la conciencia y la crítica despiadada pero imparcial, y solo puede exhibirse con la humildad, Quizás por eso dijo Juan Pablo Duarte: “Sed justos lo primero, si queréis ser felices”.
La felicidad y la libertad son un matrimonio tan compacto que solo permanecen cuerdos quienes saben llevarlo con bien. Ahí caben las preguntas: ¿libres de qué?, ¿libres para qué?, ¿felices por qué?
No podemos dar por terminado este juicio sin dejar en nuestra bandeja de entrada de nuestra conciencia, la frase de Jesus El Cristo: “Buscad la verdad, y la verdad os hará libres”.
José Manuel Fernández Núñez.
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